Constructores de charangos

DETRÁS DE CADA ACORDE HAY UN CONSTRUCTOR; HAY UNA HISTORIA.

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Fotos: Marvin Rodríguez/ Texto: Doly Leytón Arnez

FOTO PRINCIPAL Constructores (2)Desde el 2005 al 2011 Ignacio Suárez Rojas obtuvo el Charango de Oro, la máxima presea en el concurso de constructores de la Feria y Festival Nacional e Internacional del Charango de Aiquile. Aunque él ha sido constructor desde su niñez, recién en 2005 se animó a participar y no fue en vano porque su talento fue reconocido y premiado. No volvió a concursar porque la organización vio en él un jurado idóneo para realizar la difícil tarea de elegir la mejor obra presentada por los artesanos.

Ignacio (49) es el orgullo de su padre, don Benito, y de la comunidad de San Pedro, lugar hasta donde llegamos para conocer el pequeño taller artesanal donde aprendió a tallar los instrumentos de cuerda. Partiendo desde Aiquile -que después del terremoto de 1998 se ha convertido en una ciudad moderna, con amplias avenidas y construcciones incluso de varios pisos- recorrimos 5 kilómetros hasta San Pedro donde la modernidad no llegó. A los lados del camino de tierra son parte del paisaje casas humildes construidas con adobe, ovejas que pasean tranquilas por los alrededores y perros flacos que ladran al ver un foráneo.

El coche estaciona al borde de una construcción muy típica de las postales bolivianas, con muros color tierra construidos con bloques de barro y paja. De la casa sale un hombre con el rostro envejecido cuyo semblante se ilumina al ver a su hijo y le regala una gran sonrisa. Don Benito (75) recibe con alegría a Ignacio quien en un cruzar de palabras en quechua le explica el porqué de nuestra visita.

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Más de 50 años de vida dedicados al arte de construir Charangos. Las cuatro paredes de una habitación cargada de historia son mudas testigos de la pasión de la familia Suárez por este oficio que es su medio de vida. Foto: Marvin Rodríguez.

Sin mucho preámbulo el amable anciano nos muestra orgulloso su taller. Es una pequeña habitación con techo bajo, construida con barro. Un par de ventanas diminutas dejan filtrar la luz hasta la mesa donde se observan varias herramientas con las que transforma pedazos de madera en verdaderas obras de arte. De las paredes cuelgan varios tipos de objetos que sirven en el proceso de construcción de cada pieza. En una esquina, colocados en el suelo se observan un par de charangos a medio construir pero con la forma ya definida. Allí es donde por más de 50 años este hombre de campo ha tallado un sinfín de charangos; ríe cuando se le pregunta cuántos cree haber construido.
Constructores (6)Mientras tanto, Ignacio observa con nostalgia el sitio donde nació, creció y aprendió el arte que ahora es su profesión. Comenta que desde sus 9 años empezó a trabajar a lado de su padre, quien en ese entonces “trabajaba bien en su fuerza”, es decir con la fortaleza que la juventud le da al hombre y las energías que requiere tener un constructor del instrumento ícono de Aiquile. “Yo era chico pero me gustaba ayudar a hacer charangos. Ya cuando era más grande, adolescente, hacía mis charanguitos para mis gastos del colegio: uno a la semana”.

Como muchos jóvenes del pueblo, tras concluir el bachillerato se fue a la ciudad de Cochabamba donde estudió mecánica automotriz pero nunca dejó el oficio de constructor. Ahora es dueño de su propio taller en la ciudad pero en su familia es el último de su generación que se dedica a este oficio. Sus hijos crecieron en la ciudad y ninguno ha seguido sus pasos. “El charango para mi es tanto que cada que llega estas fechas nos llama a venir a la llajta. En la ciudad los jóvenes crecen con otra mentalidad. Aquí todavía se les puede hablar acerca del charango y hay jóvenes del pueblo que están siendo buenos constructores”.

Tres generaciones juntas

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Con 28 años, Eddy Veizaga Ortiz (derecha) es el presidente de la Asociación de Constructores de Charangos de San Pedro. Más que la sangre, la pasión por el arte lo une a su amigo Ignacio (49) a quien dice admirar por su destreza al igual que a don Benito (75). Él también es hijo de un constructor por lo que está comprometido en mantener este arte que es el sustento de muchas familias. Entre las gestiones que está realizando es lograr un curso de capacitación en la que los constructores consigan un título técnico.

 

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