Científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) revelaron que las huellas encontradas en la localidad boliviana de Tunasniyoj, Chuquisaca, en 2011, corresponden a grandes animales que precedieron a los dinosaurios en el Triásico Medio. Eso implica que tienen 235 millones de años, siendo las más antiguas del país. Inicialmente estas habían sido adjudicadas a dinosaurios del Cretácico (145 millones de años), pero un estudio reciente mostró otros resultados.
En una nota de prensa colgada en el portal oficial conicet.gov.ar el 26 de octubre, se explica que a comienzos de 2011, los expertos de dicha instancia, Sebastián Apesteguía y Pablo Gallina dieron a conocer en la revista Academia Brasileira de Ciencias, el hallazgo de centenares de pisadas en la citada ubicación.
Por el tamaño y debido a que el yacimiento estaba datado como de comienzos del Cretácico, se dedujo que corresponderían a dinosaurios omitisquios, dado que por su forma no podían ser ni de terópodos ni de sauropodomorfos.
Sin embargo, estudios geológicos posteriores, realizados sobre un gran cuerpo de lava que asoma en la localidad de Uyuni del Pilcomayo, determinaron que el sitio correspondería al Triásico Medio, mucho más antiguo que lo que se había creído. Esto puso de relieve también que las grandes huellas de Tunasniyoj no podían ser de dinosaurios, ya que para ese momento -lejos de los tamaños gigantes que llegarían a alcanzar tiempo después- estos animales, recién asomaban al mundo y eran pequeños y huidizos.
Frente a este cambio de la situación, Sebastián Apesteguía decidió volver a lugar con un numeroso equipo de geólogos o icnólogos, la mayoría del Conicet, para verificar la datación del sitio, reinterpretar las huellas y determinar el ambiente en el que fueron producidas.
“En esta nueva expedición, todos los especialistas coincidieron en que las huellas no fueron hechas por dinosaurios, sino por animales de gran tamaño que los precedieron. Por otro lado, se pudo confirmar que el ambiente en el que fueron producidas era desértico, lo cual coincide con el hecho de que la zona en la que fueron encontradas para el Triásico Medio formaba parte del desierto central de Pangea, el continente único”, explica Apesteguía, cuyo lugar de trabajo es la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.
Aunque no se pudo establecer de modo inequívoco a qué especie o género animal corresponden las pisadas, a partir de su forma, los icnólogos precisaron que se trata de un tipo de huellas conocidas como braquiquiroterias, pertenecientes a animales de gran tamaño que dominaron los ecosistemas antes de que lo hicieran los dinosaurios.
“A partir de comparar las huellas con las manos y pies de esqueletos conocidos, dedujimos dos posibles alternativas con relación al origen animal de las braquiquiroterias encontradas en Tunasniyoj y en la vecina localidad de Ruditayoj: los rauisuquios, parientes de los cocodrilos y los más grandes predadores de su época, y los aetosaurios, un linaje de acorazados herbívoros que también habitaron los ecosistemas del Triásico. Ambos grupos comprenden varias especies de animales que varían entre los tres y siete metros de largo”, afirma el investigador.
Aunque en general el patrón de huellas que suelen dejar carnívoros y herbívoros no es similar entre sí (en el caso de los dinosaurios no sería posible confundirlas), para los investigadores hay razones que en ambos casos podrían explicar la gran cantidad de pisadas que fueron halladas en el yacimiento boliviano.
“Los herbívoros suelen moverse en grupo, por lo que parece posible que al pasar por una determinada zona dejen una importante cantidad de pisadas. Por otro lado, aunque los predadores son menos en cantidad, suelen caminar mucho para buscar a sus presas o dejar su olor para advertir de su presencia otros carnívoros. Entonces los centenares de huellas que hallamos, también podrían ser marcas del intenso patrullaje de animales carnívoros” afirma Apesteguía.
Ahora se sabe que muy pocas huellas encontradas en Tunasniyoj y Ruditayoj son asignables a dinosaurios, aunque hay algunas pisadas de tres dedos y propias de especies bípedas que podrían serlo. “En 2010, cuando visitamos el yacimiento por primera vez, con la idea de que era un sitio del Cretácico, para nosotros estas pisadas eran claramente de dinosaurios, ahora pensamos que es probable pero que también podrían ser del algún animal distinto”, concluye el investigador.