Rocío Lloret Céspedes
Están en cavernas de piedra o expuestos a la luz. Parecen dibujos infantiles, pero en realidad son ideografías: seres con las extremidades inferiores abiertas y tres dedos en las superiores; mujeres con bultos en el vientre, signo de fecundidad; animales de cuatro patas; aves sagradas para las culturas del oriente boliviano, como el ñandú; símbolos fálicos. Toda una historia sobre la evolución del hombre primitivo, reflejada en jeroglíficos.
El arte rupestre, esas representaciones grabadas en roca por el ser humano primitivo para detallar sus actividades, ha resistido con el pasar de los siglos. En Santa Cruz, solo en la carretera Bioceánica que abarca desde Laguna Concepción (Pailón) hasta Puerto Suárez (frontera con Brasil), se estima que hay 500 sitios, muchos de ellos identificados y registrados; pero otros que permanecen ocultos, ya sea por la inaccesibilidad o para protegerlos.
Ya en 1972 la investigadora Gabriella Erica Pia, de la Universidad de Torino, Italia, empezó a tomar nota de estos lugares. En 2015 se catalogó 45 puntos arqueológicos, solo en Roboré, de los cuales 24 corresponden a arte rupestre. Estos últimos fueron verificados, fotografiados y georreferenciados.
El arqueólogo español, José Antonio Espada citado por su colega boliviano, Luis Callisaya, realizó el trabajo. Ya en 2017 se promulgó una Ley Departamental que declara a Roboré como la capital regional del arte rupestre.
Semanas antes del incendio que arrasó como más de un millón de hectáreas en Santa Cruz, Callisaya dice que estuvo en una zona a la que alcanzó el fuego. Se trata de un área de influencia, ya que un sitio arqueológico no es un punto. “Aunque el arte rupestre es una pared que ocupa unos dos metros cuadrados, alrededor de ese arte, por lo menos una o dos hectáreas, tienen vestigios. Eso siempre sucede”.
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Riqueza histórica
El viernes 30 de agosto, ante la declaración de la ministra de Culturas, Wilma Alanoca, de que “hasta la fecha los incendios de la Chiquitania no dañaron ningún sitio patrimonial ni turístico de esa región”, el investigador de culturas prehispánicas, Diego Belfort Burton, emitió un manifiesto público.
En el documento, que colgó en su página personal de Facebook, asegura que los incendios forestales suscitados en municipios de San José de Chiquitos, Roboré, El Carmen Rivero Tórrez y Puerto Suárez han generado un “daño irreparable” al patrimonio arqueológico en todas sus formas. Se refirió a cerámicas, pinturas rupestres y toda evidencia que podría estar en rocas, cuevas, superficies e incluso por debajo del suelo, debido a las altas temperaturas que las llamas generan. Descarga aquí el manifiesto
Belfort, junto a Mario Suárez Riglos y David Antelo hicieron un detallado relevamiento de datos de pinturas rupestres de la zona en cuestión junto a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm).
En una entrevista con La Región, asegura que es probable que solo Roboré tenga 400 puntos arqueológicos, porque la zona de la Chiquitania está llena de ellos. “En toda la serranía, por ejemplo el Valle de Tucabaca, hay cualquier cantidad de pintura rupestre. No están catalogados y el incendio ha pasado por ahí. Son llamas de 30 – 40 metros de altura, por tanto no dudamos que hayan pasado. Al igual que en la reserva de Otuquis (Puerto Suárez)”, afirma.
Calisaya coincide con el investigador y miembro de la Academia de Ciencias de Bolivia. Además, lanza el dato, el Ministerio de Culturas lo sabe, porque los estudios al respecto, no son recientes, datan de 10 a 15 años.
“Los sitios de Puerto Suárez y los de Roboré los conoce la Gobernación de Santa Cruz y el Ministerio de Culturas ayudó a habilitar un balneario, el Choro San Luis en Roboré. Esa área estuvo en medio del incendio. En Aguas Calientes (otra comunidad) también hay tres o cuatro sitios que han sido alcanzados”, insiste.
Uno de los lugares en los que se puede ver arte rupestre es el ecoparque privado El Manantial, ubicado a 15 kilómetros de Roboré. Su propietario, Arsenio Gallardo, en contacto con este medio dice que –por fortuna- las llamas no afectaron los casi trescientos metros de figuras que hay en este sitio. Se trata de una de las muestras más representativas, porque están visibles y muestran el nivel de complejidad de la historia.
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Pero más allá de este arte, en la zona hay cerámica y evidencia arqueológica muy importante que, se teme, haya sufrido daños, porque el calor fue intenso, sin contar el hollín que ennegrece todo. “Como Academia de Ciencias de Bolivia filial Santa Cruz nosotros recomendamos que primero se controle totalmente los incendios. Porque para llegar a los sitios, en el mejor de los casos se tiene que caminar una hora, dos horas, tres, hasta seis horas. Son inaccesibles, por eso se han conservado muy bien, porque están alejados y el acceso es complejo”, explica Belfort.
Patrimonio de riesgo
La declaración de la ministra de Culturas, Wilma Alanoca, quien el viernes pasado dijo que los incendios “no dañaron ningún parque natural así como ningún sitio patrimonial ni turístico de la región”, preocuparon a los estudiosos de estos temas, porque en cuestión de competencias, esa es la cartera que, en primera instancia, debe ocuparse por la preservación de estos lugares. Seguidamente lo debe hacer la Gobernación del departamento y luego los Gobiernos Municipales.
El arqueólogo del gobierno departamental, Danilo Drakic, entrevistado por radio Panamericana, prevé que el daño es “grande y alto”, en lo que se trata de patrimonio cultural de arte rupestre. “El hollín ha cubierto con todo las pinturas, con la capa oscura que deja, el calor ha hecho que se partan piedras, incluso que colapsen”, en zonas circundantes al poblado de Roboré. Dicho daño es resultado de los focos de fuego que comenzaron en mayo y arreciaron en agosto.
Tanto él como Vanessa Suárez, secretaria de Turismo del municipio, coinciden en que se hará una inspección una vez pase la emergencia. La aludida dijo a La Región que entre hoy y el domingo se iniciaría esa tarea.
El lunes, Alanoca volvió a referirse al tema, aunque esta vez aclaró que los sitios declarados como patrimonio mundial por la Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) no fueron afectados por el voraz incendio que tiene sumido al departamento en una emergencia desde hace casi un mes.
“No hay afectación sobre los sitios declarados como patrimonio mundial por la Unesco, tales son los casos de las iglesias de San Javier, Concepción, Santa Ana, San Miguel, San Rafael, y San José de Chiquitos, los que estarían más cerca de los focos de calor que se han registrado en la Chiquitania. Sin embargo, sí es indudable que existe una afectación al patrimonio inmaterial de la zona, que tendrá que evaluarse una vez que se acaben con todos los focos de calor lo que es una prioridad para el gobierno central y para lo cual está conformará un equipo técnico de acompañamiento”, refirió la Ministra según ABI.
La importancia de estos lugares
Aunque a simple vista las pinturas parecen garabatos, siguen una lógica. Como cualquier obra de arte, la historia o vestigio arqueológico es una fuente de información de la evolución de las culturas o el desarrollo sociocultural. Son una especie de guía sobre las culturas desaparecidas que habitaron esta región y de los primeros habitantes que estuvieron en el continente americano. En el caso de Roboré, datan de mil a siete mil años de antigüedad, según Callisaya.
“Por ejemplo, saber cuál es el grado de desarrollo de las culturas, es un hecho desconocido por falta de investigación. A nivel mundial hay investigadores que indagan las páginas del desarrollo de la evolución, con estas pinturas. Parece el garabato de un niño, pero un psicólogo cognitivista sabe el grado del desarrollo de la inteligencia humana y los grupos que han estado en la región. Esto es lo que se está perdiendo”, sentencia el arqueólogo.
Belfort afirma que hay sitios impresionantes, donde se ve una infinidad de elementos iconográficos. Representaciones de animales sagrados del oriente boliviano como el ñandú, dios creador de las estrellas; el jaguar, la serpiente. “Esos tres animales los tenemos en la pintura rupestre, donde aparezcan, estamos hablando de lugares muy importantes”.
Ante lo sucedido, los expertos coinciden en que una vez se sofoquen totalmente los incendios, se debe realizar un diagnóstico técnico del daño, para determinar la magnitud y grado, así como determinar acciones de evaluación, control y protocolos para la recuperación. Mientras ello no suceda, Belfort recomienda no visitar los sitios arqueológicos, ya que se teme que muchos tengan hollín e intentar retirarlos puede dañar la obra de forma permanente. Callisaya coincide, además, en que es necesario ver el tipo de especialista que debe asumir la tarea, en cada caso.
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