Saturday, April 20, 2024
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Amazonia de Bolivia, los jóvenes asumen el reto de reactivar el turismo

Podrían estar caminando por las orillas del río Beni, disfrutar del paisaje en lo alto del Mirador de la Cruz o pasar los días en alguna de las maravillas naturales del Parque Nacional Madidi. Pero en esta ocasión, los jóvenes se encuentran dentro de la Alcaldía de Rurrenabaque, con hojas de papel, marcadores y una lluvia de ideas para impulsar el turismo de esta región amazónica de Bolivia.

Hace casi un quinquenio, Rurrenabaque era, en verdad, la Perla Turística del Beni, pues llegaban más de 20.000 visitantes nacionales y extranjeros cada año. ¿La razón? Es el ingreso principal a los bosques tropicales y pampas del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi.

Madidi es el lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Ahí viven más de 8.000 especies de plantas y animales dentro de cinco ecorregiones, que van desde la Amazonia —300 metros sobre el nivel del mar (msnm)— hasta las regiones andinas —más de 5.000 msnm—. Por ello es que el periódico The New York Times lo eligió, el año pasado, como el tercer destino más importante del mundo.

De acuerdo con datos de la Dirección Departamental de Turismo, publicados en una nota de ANF, en 2018 llegaron 17.371 visitantes; el siguiente año, 15.000, mientras que para 2020 fueron 16.000.

“Ahora no tenemos ni el 20 por ciento”, dice Maritza La Torre, presidenta de la Cámara Regional del Turismo de Rurrenabaque. “Han cerrado restaurantes, los hoteles sobreviven de encuentros institucionales, mientras que las operadoras de turismo trabajan de manera virtual porque no pueden alquilar una oficina. Los guías de turismo han tenido que emigrar a otros municipios”, enumera.

Hasta antes de los conflictos sociales que vivió el país en 2019 y las restricciones por la pandemia de la covid-19, las calles de “Rurre” rebosaban de gente. Ahora lucen vacías y con poca afluencia en los negocios.

El pedido de visa a israelíes y estadounidenses fue otro factor que afectó al turismo en la zona, pero lejos de ver problemas, los jóvenes decidieron apostar con ideas frescas, para revertir esta situación.

Muchas necesidades, poco apoyo

“Hemos notado las necesidades que tenemos, no solo en turismo, también en apoyo en salud; educación de calidad, con capacitaciones y talleres que sean complementarios. Queremos preservar y difundir la cultura”, sostiene Bryan Quispe, presidente de la plataforma Jóvenes en Acción en Rurrenabaque y San Buenaventura.

Vestido con una polera y camisa delgadas, unos jeans y unos tenis cómodos, además de su inseparable morral verde, Bryan camina presuroso por las instalaciones del gobierno municipal para procurar que no falte nada en el “Primer Encuentro Juvenil de la Amazonía por un Turismo Sostenible y Responsable”, al que han llegado más de 60 representantes de municipios amazónicos como Rurrenabaque, Santa Rosa y Reyes (Beni); así como San Buenaventura e Ixiamas (La Paz). A ellos se sumaron invitados de La Paz, Cochabamba, Santa Cruz y Potosí.

Con apoyo de Practical Action —una ONG inglesa que trabaja en Bolivia desde 2010—, las nuevas generaciones han decidido hablar de turismo sostenible, medio ambiente, cambio climático y turismo seguro.

Practical Action empezó a trabajar  con los jóvenes con el enfoque de turismo sostenible a partir de 2019. “Los jóvenes han sido marginados por la sociedad. Les tildan de que no son responsables, que no son parte del proceso y los ven como el futuro del país, cuando el joven debe ser el actor principal en el presente”, dice Víctor Yapu, representante de Practical Action en Bolivia.

En esa dirección —con el objetivo de crear una agenda de turismo sostenible y, con ello, generar empleos—, desde el jueves 26 hasta el sábado 27 de noviembre se llevó a cabo el citado encuentro

“Nuestra cultura y tradiciones se están perdiendo, como nuestra biodiversidad, y no queremos heredar esta responsabilidad a los que vienen. Ya no queremos ver nuestros ríos y suelos contaminados, la extinción de nuestros jaguares, antas y capibaras, entre otras especies, ya sea por el cambio climático, por la caza ilegal de nuestros animales o por otros factores. Tampoco queremos presenciar el mal aprovechamiento de nuestros recursos, la deforestación y la mala gestión de residuos sólidos”, señala una parte de las conclusiones.

Sin comunicación adecuada

Uno de los atractivos de Rurrenabaque en el que mucha gente solía tomarse fotografías.

Esta región amazónica ha sido afectada no solo por la pandemia, sino también por otros factores, como el transporte terrestre y aéreo. Hasta antes de las restricciones por Covid-19, a Rurrenabaque llegaban hasta dos vuelos diarios.

A inicios de mayo de este año aterrizó el último avión procedente de La Paz. Desde entonces, el aeropuerto dejó de recibir pasajeros. En ese ínterin se llevaron a cabo trabajos para mejorar el aeropuerto con una torre de control y oficinas nuevas, además de la ampliación de la pista de aterrizaje.

“Las obras son lentas, no avanzan y nos desespera, porque la fecha de entrega se posterga. La terminal aérea y torre de control se deberían haber entregado en octubre y estamos finalizando noviembre y no hay nada. Y eso que es la primera fase porque faltará el equipamiento”, afirma La Torre.

“Queremos que la línea aérea de BoA haga los servicios de La Paz- Rurrenabaque para apoyar al turismo, comercio, ganadero y sector productivo”, exhorta Elías Moreno, el alcalde de Rurrenabaque.

El 6 de diciembre, una comisión multisectorial hizo una inspección a las obras del aeropuerto, en la que se informó que la primera fase será entregada el 20 de enero del próximo año, mientras que la segunda parte será estrenada en agosto. Mientras, habrá que seguir esperando que algún avión aterrice a la nueva pista de 360 metros de largo y nueve de ancho.

La otra vía de comunicación es la terrestre, a través de una ruta que conecta La Paz con Caranavi, Quiquibey, Yucumo y Rurrenabaque. Además de la inacabada ruta hacia Caranavi, que todavía no tiene una fecha concreta de entrega, el tramo desde Yucumo se hace complicado debido a incontables baches en la vía asfaltada.

El experto en Turismo Marcelo Arze, junto al grupo de jóvenes trabajando en los planes de desarrollo turístico de Rurrenabaque.

A ello se suman los cortes de vía por derrumbes, en especial en época de lluvias, que dejan prácticamente incomunicados a los vecinos de estas poblaciones amazónicas.

A pesar de todo, los jóvenes ven en el turismo una fuente de ingresos económicos sostenible.

“Queremos que la gente vea que el turismo puede ser base fundamental para obtener trabajo. Tenemos el mono lucachi, que es emblemático en Reyes. También queremos mostrar nuestra flora y fauna, su cultura, tradiciones y su historia”, asevera Durval Ayala, estudiante del Instituto Padre Diego Ignacio Fernández de Reyes.

“Hay atractivos como un fuerte inca en la serranía, la laguna Santa Rosa, las cascadas Tugaray y Soparipo, entre muchas otras”, destaca Erick Vaca, presidente de la Red Juvenil del Destino Rurrenabaque-Madidi-Pampa.

“No queremos que estas propuestas se queden sólo en campañas o en actividades, sino que se queden con objetivos claros, como presentar políticas públicas en el ámbito municipal, departamental y central”, afirma Frías.

En esa dirección, Practical Action creó un fondo rotatorio de 7.000 bolivianos para echar a andar sus emprendimientos, como artesanías, una agencia de turismo, marketing digital y gastronomía.

“La idea es apoyar a los jóvenes en cómo manejar el dinero y cómo estructurar su idea y emprendimiento”, explica Inti Canaviri, presidenta de Jóvenes Emprendemás, que se ha propuesto a comercializar comida que no dañe el medio ambiente.

“Debemos actuar hoy para no lamentar las consecuencias en el futuro. Somos los actores principales y queremos ser agentes de cambio que promuevan el Destino Rurrenabaque-Madidi-Pampas sostenible, responsable y seguro”, culmina la declaración de más de 30 jóvenes cuya meta es hacer que esta puerta al Madidi vuelva a ser un destino ineludible para nacionales y extranjeros.

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