Por Gabriel Diez Lacunza / Fotos: Satori Gigie / Bithumano
En una colina muy cercana a donde el lago Titicaca baña con sus aguas a los municipios de Desaguadero en Bolivia y Perú se encuentra el tambo de Wila Wila, en la comunidad de San Pedro. Cuentan las autoridades originarias que se trata de un lugar donde los viajeros y comerciantes, hace casi 500 años, descansaban luego de largas caminatas. Este sitio es parte de la ruta del Qhapaq Ñan (camino del Inca), cuyos senderos en la actualidad están concebidos dentro de un proyecto multinacional de recuperación histórica y de promoción turística.
Luego de un ascenso de unos 100 metros por el cerro, partiendo desde la carretera, sobre una explanada están dos casas de piedra y sin techo frente a frente. En medio, una especie de terraza al aire libre recubierta por hierba menuda funge como patio. Las viviendas están vacías y al ver los pedregones cobrizos que las constituyen da la impresión de que las construcciones son, en efecto, bastante antiguas.
Desde este sitio es posible apreciar las orillas de formas irregulares y de pastos pantanosos del Titicaca. También, desde esta altura, se observa cómo las siluetas del Lago sagrado se pierden en el horizonte. En la cima de esta montaña -100 metros más arriba- está una apacheta, o lugar sagrado, desde donde se ve el paisaje urbano de Desaguadero en su conjunto. Una de las tradiciones manda que los viajeros que pasan por este lugar, que se caracteriza por ser un promontorio rocoso, deben dejar una piedra encima para deshacerse del cansancio del viaje.
“Acá empieza un punto importante para el Kollasuyo”, afirma en el lugar el técnico coordinador del proyecto “Turismo Patrimonial Comunitario en el Qhapaq Ñan” por parte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), José Cerruto. Este especialista afirma que ese lugar es clave en términos geopolíticos dado que desde ahí es posible ir hacia la zona de los salares al sur del país y hacia los valles y la zona de los Yungas hacia el norte y noreste.
Además del PNUD, el proyecto de revalorización del Qhapaq Ñan es ejecutado por el ministerio de Cultura y Turismo de Bolivia y los ministerios de Cultura de Ecuador y Perú. Mientras que la Agencia Italiana para la Cooperación al Desarrollo es el ente financiador. Esto dado que estos tres países albergan la primera fase de esta iniciativa al acoger parte de los caminos del Inca. A futuro, se busca consolidar una integración turística también con Colombia, Argentina y Chile.
Según información proporcionada por el viceministerio de Turismo, dependiente de la cartera de Culturas, el objetivo general de este proyecto es aumentar los ingresos de las poblaciones rurales contiguas y/o transversales al Qhapaq Ñan de Ecuador, Perú y Bolivia a través del turismo comunitario. En consecuencia, se busca reducir la pobreza al mismo tiempo que se rescatan valores patrimoniales de tipo material e inmaterial, así como de saberes ancestrales.
La importancia de estas rutas fue reflejada en distintos documentos históricos. Uno de ellos es el trabajo gráfico de Felipe Guaman Poma de Ayala, considerado uno de los cronistas pioneros de esta parte del mundo, quien vivió entre los siglos XVI y XVII. En una de las ilustraciones (dibujos) de este historiador, denominada “Gobernador de los Caminos Reales. Qhapaq Ñan” se puede apreciar a dos personas conversando con los caminos de fondo.
Las terrazas de Andamarca
Si es que el viaje hacia Desaguadero se hace desde La Paz, para llegar a Andamarca hay que dar media vuelta sobre la carretera. Esta comunidad, perteneciente al municipio lacustre de Guaqui, está a media hora de distancia en bus desde la ubicación de Wila Wila. Una vez en Guaqui hay que ingresar algunos kilómetros a la derecha desde la carretera, en sentido contrario a la ubicación del lago Titicaca.
El guía que acompaña el recorrido, Genaro Cabrera, mientras dura el trayecto en el motorizado, cuenta que antes los viajeros solían hacer estos tramos descalzos. Como los caminos para vehículos aún no existían, las faldas de los cerros y las quebradas mismas eran las rutas indicadas. “Hablar de patrimonio es hablar de nuestros antepasados”, dice a la vez que señala las sendas en las montañas.
En la parte central de Andamarca, que significa “pueblo que avanza”, una comitiva de autoridades originarias y la alcaldesa de Guaqui, Gladis Arce Mendoza, dan la bienvenida a los invitados, entre los cuales están miembros de la prensa y los viceministros de Turismo, Joaquín Rodas y de Interculturalidad, Jhonny Tola. El objetivo de esta visita es mostrar las potencialidades físicas -así como en Wila Wila- para explotar una ruta turística en este lugar como parte del Qhapaq Ñan.
“Que la ruta sea transitada por turistas nacionales y extranjeros”, balbucea un mallku, vestido con su poncho ceremonial guindo. Acto seguido esparce chorros de un licor transparente, contenido en una pequeña botella, sobre una mesa ritual que yace sobre el pasto y las piedras que forman parte del sendero. Las distintas autoridades presentes, originarias y gubernativas, repiten la acción y también el deseo de que los planes sean exitosos.
En la denominada Ruta 1, el proyecto “Turismo Patrimonial Comunitario en el Qhapaq Ñan” contempla los municipios de Desaguadero, Guaqui, Tiwanaku, Laja y Viacha, todos en el departamento de La Paz. La Ruta 2 comprende Puerto Acosta, Escoma, Carabuco, Ancoraimes, Achacachi, Huarina, Batallas y Pucarani. Por último, la Ruta 3 está conformada por Palca y Yanacachi.
Luego de la ceremonia en las faldas del cerro que cobija a la comunidad de Andamarca se inicia el ascenso hacia las terrazas prehispánicas. Estas son parte del atractivo turístico que se quiere explotar. David Condori, comunario del lugar, relata que su abuelo, quien murió hace poco, llegó a los 100 años de edad. Mientras camina hacia la waca (sitio sagrado) Millu Milluni en las alturas, recuerda cómo su pariente describía la zona.
“En la colonia el patrón les hacía cargar agua dulce detrás del cerro”, dice Condori con la voz tranquila. Explica que al otro lado de esta montaña -si se sigue el sendero- se llega hasta la zona de Machaca. Afirma que en tiempos antiguos era una de las rutas para hacer viajes y acortar camino.
Según información que maneja el municipio de Guaqui, Andamarca está a una altura de 3.887 msnm. A 15 minutos del inicio de la caminata se llega a la waca Millu Milluni en cuyos alrededores es posible apreciar las terrazas, o tacanas, que en el pasado se utilizaban para el cultivo de diferentes alimentos.
Las características geográficas de este lugar son diferentes a la concepción generalizada que se tiene de la parte occidental del país. Por donde se mire existen alfombras de pasto húmedo y también existen vertientes naturales que riegan los cultivos actuales de quienes viven en esta comunidad.
Una de las ideas del proyecto de revalorización de las rutas del Qhapac Ñan es que los habitantes de estas poblaciones generen ingresos económicos haciendo visitas guiadas, con representaciones de danzas y música autóctona para los visitantes. Está planificado que el “plato fuerte” de este recorrido sea una visita al municipio de Tiwanaku. Ahí, entre otros atractivos, es posible contemplar, no hay mejor palabra que describa esta acción, al monolito Bennett, una figura antropomorfa de 7 metros de alto hecha de piedra.
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