Por Andrés Rodríguez R. / Cochabamba
Los alumnos de secundaria de la Unidad Educativa (U.E.) John Dewey forman en el patio de su colegio como de costumbre. En una mañana fría y a sólo dos semanas para que inicien las vacaciones de invierno, ganas no les falta para pensar en su merecido descanso. Sin embargo, antes deben cumplir con una última asignatura, una que se va constituyendo en la columna vertebral del modelo educativo que les imparten. Los estudiantes se ven ansiosos en las filas. No es un día ordinario para ellos. Todo esta listo para el inicio de la feria gastrocultural, una parte del programa de especialización en turismo que este colegio quiere enraizar como parte de su vocación e identidad.
En el último piso del edificio del John Dewey cada alumno tiene listo su espacio para exponer. En el ambiente se pueden ver platos típicos de Cochabamba, vestimentas tradicionales, pancartas que explican los modismos del departamento y maquetas que ilustran el proceso de elaboración del rosquete, entre otros. A partir de la aplicación de la Ley Avelino Siñani-Elizardo Pérez, que norma el ámbito educativo en el país, cada colegio debe elaborar un Proyecto Sociocomunitario Productivo (PSP). Esta estrategia educativa tiene el objetivo de organizar la enseñanza a partir de los problemas de la realidad y no desde cuestiones puramente escolares.
A partir de ello, las autoridades del colegio John Dewey vieron la necesidad de orientar su PSP hacia la revalorización de las tradiciones de Bolivia, la explotación del territorio y sus atractivos turísticos, según explica su directora general, Ligia Gutiérrez. Con este, son tres años que llevan a cabo este proyecto. Durante ese tiempo se implementó la materia de Turismo como parte del pensum y como eje articulador con los contenidos de las otras asignaturas.
Su objetivo, según explica Gutiérrez, es cumplir los cinco años que establece la Ley para aspirar a convertirse en un bachillerato técnico con especialización en turismo. En Cochabamba, Tito’s Place es otro de los colegios que está en la misma línea que John Dewey. Mientras que la U.E. Constantino I está con miras a implementar el mismo programa. “Me gustaría que todos los colegios salgan con un bachillerato técnico en turismo, en cultura o en gastronomía. Ese es el mayor logro que podríamos obtener en educación”, explica la profesora Paula Andrea Marañón Michell, responsable del Programa de turismo del John Dewey.
Otros estudiantes, como los de la unidad educativa Uru Andino –de la población milenaria Uru Chipaya–, vieron los primeros resultados de su PSP después de tres años de trabajo. El pasado noviembre presentaron el primer paquete turístico enfocado en su región, fruto del trabajo de los alumnos y la comunidad. Con este proyecto, los visitantes podrán conocer la vestimenta originaria, el idioma de esta comunidad, ver las prácticas y ritualidades, la pesca, demostración de textiles y la gastronomía en base a quinua.
Para la profesora Marañón fue una sorpresa que un colegio solicite un licenciado en Turismo. Este es su primer año a cargo de la materia y comparte la misma ilusión que la directora general, que el colegio obtenga el bachillerato técnico. “El turismo se debería ir aplicando con todo. Es un círculo que va creciendo como un caracol y que va uniendo a todas las ciencias, porque tiene un poco de leyes, un poco de ciencia, un poco de historia, matemáticas, es un todo”, precisa.
Los ejes temáticos de su asignatura para cuarto, quinto y sexto de secundaria se centran en el folclore, un poco de historia, emprendimiento turístico y cultural, además de conciencia y sensibilización turística. Los de primero, segundo y tercero de secundaria se enfocan principalmente en proyectos de huertos urbanos, para que tengan conocimiento del potencial de las yerbas y la vegetación, explica Marañón. “La juventud desconoce mucho sobre nuestra cultura. Por eso hay que impulsar, no solo para que estudien turismo, sino para que tengan una cultura general del potencial que tenemos”.
Toda la enseñanza del primer semestre se enfoca en Cochabamba, su gastronomía, tradiciones, cultura y folclore. Ya en el segundo semestre se estudia los mismos tópicos de los otros departamentos de Bolivia. Marañón ve con mucha alegría la recepción que su plan de estudios ha tenido entre sus estudiantes. Incluso, ha logrado transmitir a algunos de sus alumnos esa pasión e interés que ella siente. Simonetta Bagatin es una de ellas. Tiene 16 años y su exposición en la Feria gastrocultural se centra en la catalogación y preservación de los tipos de maíz en la zona del valle cochabambino. Quería estudiar gastronomía, pero al final se decantó por el turismo. Su profesora tuvo mucho que ver en esa decisión, dice. “Hace dos años tenía gastronomía en planes, y ahora le estoy incrementando turismo, igual de todos modos se llevan de la mano”, agrega la estudiante.
Es el segundo año de Bagatin en el colegio John Dewey. Dice que el turismo le apasiona y eso es algo que le inculcaron desde que llegó a esa institución educativa. “La gran expedición turística que hacen en muchos colegios es ir a un balneario. Aquí, me encanta que sí le den importancia ir a un pueblo y conocer su cultura”, añade la estudiante.
Otro que se pretende también estudiar esta carrera es Gabriel Luján. Es su tercer año en el colegio y cuenta que es la primera vez que ha visto un programa educativo enfocado en turismo y dice que le ha gustado “muchísimo”. “[El turismo] se enfoca en temas diferentes, partes diferentes y cada una con su rama”, afirma Luján.
Son 15 bachilleres los que saldrán de la segunda promoción del colegio John Dewey este 2017. La profesora Marañón dice que dejar un granito de arena en la promoción, dejar un rastro de turismo en una persona, es “muy agradable y muy satisfactorio”. Las primeras semillas han sido puestas, con la esperanza de que la vocación por el turismo pueda empezar a rendir frutos.
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